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Existe gran cantidad de gente con tendencia a vivir quejándose constantemente. En nuestra actual época, hay muchísimos canales o medios de comunicación a nuestro alcance, en los que puedes descargar tu odio y frustraciones contra personas que ni siquiera conoces. Pero, ¿eres consciente de los efectos que puede producir en tu cerebro el enfado?

Según Amanda Levison, psicóloga y terapeuta de los EEUU, “en lugar de cambiar nuestra química cerebral a mejor, los enfados crónicos crean vías neuronales que refuerzan esas formas negativas de pensar. Si una persona se queja mucho de sus relaciones personales, posesiones materiales o problemas laborales, puede convertirse en un asunto serio, sin duda”. También afima que “a largo plazo, puede convertirse en un pensamiento automático y reiterativo en el que ya no existe ninguna conciencia sobre lo que dicen”.

“Esto puede conducir a discusiones frecuentes y problemas con los demás, lo que a su vez causará estrés y ansiedad añadidos, afectando a nuestra salud mental y física”, matiza la terapeuta. Por mucho que te quejes de algo que te molesta, ello no va a mejorar ni cambiar de ninguna manera. “Quejarse es el reverso de la gratitud”, afirma Lauren Vinopal, redactora de ‘Mel Magazine’. “En lugar de cambiar nuestra química cerebral a mejor, los enfados crónicos crean vías neuronales que refuerzan esas formas negativas de pensar: tu pareja no te aprecia, tu jefe te explota y nada sale bien. Con el tiempo, cada vez se vuelve más difícil interiorizar algo positivo”.

¿Para qué sirve el enfado?

El enfado sirve positivamente para acceder a una validación externa y afrontar el problema de una manera colectiva. Así, vivir enfadado con el mundo no solo te perjudica a ti, sino también a tu círculo cercano. “Escuchar todo el tiempo a una persona quejarse tiene un claro impacto negativo en tus relaciones”, aclara el psicólogo Brian Wind. Tu cuerpo desarrolla mucho más cortisol, las hormonas responsables del estrés. Esto puede provocar problemas digestivos, insomnio, depresión, hipertensión o un mayor riesgo de sufrir algún tipo de enfermedad cardíaca.

Aún así, y en su justa medida, el enfado es la forma más natural de desahogarse y expresar una emoción, además de que puede ayudarte a comprender que partes de tu vida necesitas cambiar. Según el doctor Wind , el enfado “puede ser una buena forma de liberar la tensión y la frustración que sufrimos. En algunos casos, sirve para obtener una validación externa de aquello que nos hace sentir mal. A veces, es una forma de abrirse para afrontar el problema de una manera colectiva”.

¿Cuándo la queja empieza a volverse tóxica?

En el punto en el que la diriges hacia aquello que supuestamente está bien. Si no haces nada más que quejarte comienzas a desarrollar un modo de vida muy negativa, cerrándote en ti mismo y alejándote de tus amistades.

¿Cómo corregirlo?

Una de las técnicas que ofrecen los psicólogos es hacer un seguimiento de estos pensamientos negativos escribiéndolos en un papel. ¿El motivo? Formulando de manera consciente aquello que te molesta, podrá volverse de algún modo constructivo y motivarte a cambiar aquello que crees que está mal.

Tan solo hace falta cambiar la perspectiva para apreciar las cosas buenas que tenemos o que nos han pasado en algún momento de nuestra vida. Por muchos problemas que tengas o contra los que estés luchando, casi con total seguridad haya algo bueno, pudiendo ser que tan solo haga falta cambiar la mirada hacia ese tesoro oculto que también es tu realidad, y que la percepción sesgada que el enfado te brinda, te impide apreciar.

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