El exceso de peso se ha convertido en uno de los problemas de salud más apremiantes a nivel global. Según una revisión científica de la Universidad de Sichuan, publicada en la revista Jama Pediatrics, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en menores ha aumentado un 60% entre 2012 y 2023 en comparación con la primera década del siglo XXI. Actualmente, uno de cada cinco niños en el mundo padece exceso de peso.
Los investigadores han identificado varios factores de riesgo para la obesidad infantil, que van desde hábitos dietéticos hasta comportamentales. Entre los más destacados se encuentran:
La acumulación excesiva de grasa en la infancia puede perpetuarse en la edad adulta, abriendo la puerta a una serie de enfermedades crónicas como la depresión, la hipertensión, el hígado graso y la diabetes tipo 2. Estas condiciones, si no se controlan, pueden derivar en problemas más graves como la cirrosis o el cáncer de hígado. Según el estudio, uno de cada tres niños con obesidad puede experimentar depresión, y el 28% puede desarrollar hipertensión.
La prevalencia de obesidad infantil varía significativamente entre países. Mientras que en Puerto Rico alcanza el 28.4%, en Vanuatu es apenas del 0.4%. En España, la prevalencia es del 9.28%. Los países de altos ingresos suelen tener cifras más altas de obesidad y sobrepeso, aunque también presentan grandes diferencias internas. Por ejemplo, en Estados Unidos la prevalencia es del 18.6%, mientras que en Japón es del 4%.
La investigación también destaca el círculo vicioso del sedentarismo. Los niños con obesidad tienden a hacer menos ejercicio físico, lo que incrementa sus niveles de sedentarismo y, a su vez, contribuye al aumento de peso. Los hallazgos muestran que los menores que practican ejercicio regularmente tienen una probabilidad mucho menor de sufrir obesidad. Por el contrario, aquellos que pasan más de dos horas al día frente al ordenador o la televisión tienen un mayor riesgo de desarrollar exceso de peso.
El estudio resalta la importancia de buenos hábitos de sueño para reducir el riesgo de obesidad. Dormir 8 o más horas al día se asocia con una menor probabilidad de desarrollar esta condición. Además, realizar varias comidas pequeñas a lo largo del día, en lugar de tres grandes, puede ser más saludable y ayudar a mantener un peso adecuado.
Expertos como Albert Goday, jefe de Endocrinología del Hospital del Mar, y Manuel Tena, del CIBER de Obesidad y Nutrición, subrayan la necesidad de reforzar los hábitos de vida saludables desde la infancia. Promover la actividad física, limitar el tiempo frente a pantallas, fomentar el desayuno diario y fomentar las comidas en familia en lugar de comer solos frente a la televisión o el móvil son medidas cruciales para combatir esta creciente pandemia de obesidad infantil.
La obesidad infantil no solo es un problema de peso, sino un precursor de múltiples enfermedades crónicas. Es esencial abordar este problema de manera integral, evaluando y tratando simultáneamente la obesidad y sus comorbilidades para prevenir la progresión de ambas.
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